Es todos los días igual: me levanto, me lavo la cara, dejo calentando agua para el mate (con azuquita para el desayuno), mientras me cepillo los dientes; con los ojos medio pegados (sea la hora que sea siempre me arden cuando me despierto), camino hacia la cocina, enjuago el mate y vierto yerba, el agua casi esta a punto, entonces del lado derecho a la bombilla vierto el primer chorro medio tibiecito para que no se arda. Luego, tomo mi termo morado, le coloco dos cucharadas de azúcar y el agua a punto. Me siento en la mesa, y enciendo la tele, un poco de zapiing, y casi siempre termino dejando TN o algo similar, pero como música funcional de fondo.
Casi siempre aprovecho el desayuno para hacer alguna otra cosa, como pintarme las uñas o cortármelas, acomodar algún apunte, ver el diario o depilarme las cejas; en algunas extrañas ocasiones, barrer el piso, lavar algún plato, tender ropa o reacomodar el ropero.
Casi nunca hago mi cama.
Dependiendo del día, si es que hay tiempo, ordeno mis cosas, o limpio mi cartera.
Si estoy sola en casa, sin nadie que moleste, pongo un poco de música, revuelvo en mi torrecita y elijo un cd, que casi nunka anda, porque ahora el equipito esta fallando.
Después me baño y me visto para el trabajo, o algunas veces paso por alto todo lo demás y me voy a cursar; posponiendo las tareas, pero llevando mi mate a la facultad.
Entrar al baño, semi acomodar mis chuzas, algo así como un poco de make-up, perfumito, emponcharse y bue, a tomar el micro para ir a laburar.
Siempre vuelvo a la misma hora, a eso de las 21.30.
Cuando llego a casa, de lunes a viernes me espera lo mismo, mis hermanos, mi papa, mi sobrino, la cena casi lista... y el mismo reproche, por mi misma queja de no querer comer lo que hay, pero designándome por hambre, de porque no llego para cocinar yo.. pero me es imposible.
Siempre que llego después del abrigo me quito los zapatos. Me lavo las manos, la cara y a veces pongo y luego levanto la mesa.
Veo un poco de tele por inercia, sin tener derecho de elección, y por respeto o paja no levantarme de la mesa.
Mis hermanos se van a sus casa, mi papa a lo de su novia.
Después es el mismo griterío de la histérica todas las noches, las mismas puteadas, los mismos pensamientos, mi misma postura. Mi otro yo trata de hablarme entre medio de ese fondo para que no reaccione y me calme, a veces pienso que intenta distraerme.
A veces algún mensajito de texto, o algún correo electrónico me alegran el día, la tarde o generalmente la noche.
Un poco de msn, un poco de webeo.
Mi insomnio crónico que ya no tiene cura, y a eso de las 2/3/4 de la madrugada, voy a apapacharme bajo las zafradas(si, zafradas, como dice mi amiga María).
Nunca me acuerdo que soné, durante la noche no escucho nada.
Algo que no tiene desperdicio, cuando duermo, realmente DUERMO.
y por la mañana siempre es despertar de la misma forma (excepto que deba levantarme antes yo que los demás) con gritos, y otra vez, lavar mi cara, poner la pava sobre la cocina y cepillar mis dientes.
A veces busco alguna excusa para no volver a casa tan temprano.
A veces no la encuentro.
Si es fin de semana, quizás me permito dormir un poco mas (nose como todavía).
Si es viernes, mi otro yo casi siempre prefiere una rubia o una stout. El invita la primera y yo la segunda... ponemos música y cantamos hasta la hora que nos guste.
Las pequeñas delicias de la vida cotidiana.
A veces la rutina me quiere asesinar, me asecha con una cuchilla mas grande que mi cabeza, y que al solo roce me trozaría en mil pedazos. Entonces ahí siempre, siempre, siempre, encuentro una puerta (o a veces ventana) de escape.
A veces paso x abajo de esa puerta, o me colo por entre su cerradura.